Me temo que para decir, hay que violentar lo bello para que lo bueno logre ser también lo verdadero. Kalokagathia. Entonces al escribir, lo bueno verdadero comienza a ser bello de nuevo. Entonces escribir es decir lo bello. Pero callar lo más bello. Porque lo más bello no puede decirse. Porque lo más bello es luz. Y la luz es onda y partícula y cambia de una a otra al ser observada. Porque al ser observado, lo dicho es una llave hacia lo no dicho. Y lo no dicho aparece en la mente del lector cuando lee lo dicho. Cuando lee lo dicho, el lector es el escritor. En un entanglement, escritor y lector son uno solo. En el silencio de lo no dicho se anula el tiempo y entonces el lector puede aprender lo no dicho. Leer no lleva al aprender. Leer es una llave para el pensar, y el pensar es una forma de aprender, pero no aprender del afuera del mundo. No del aprender como nos han dicho que es, como su etimología nos lo impone, como un coger de afuera, un llenar el adentro, que está vacío, con un afuera pleno de verdades. Pensar es aprender porque se conecta con los pliegues del alma que contienen todo el conocimiento posible del universo y los universos paralelos. Aprendizaje y conciencia sin tiempo. Aprendizaje de la partícula ser. De todas sus trayectorias posibles. Como una pistola de electrones dispara un electrón y éste a su vez libera fotones que siguen todas las trayectorias posibles en un momento sin tiempo. La luz anula el tiempo. Como la mente anula el tiempo cuando se conecta con la partícula ser. Sólo hay una partícula ser y coexiste en todos los seres vivos gracias al entanglement. Al leer, él lector abre la puerta hacia el ser. Y puede conectarse con todos los tiempos y lugares a la vez. Pero le implica tanto esfuerzo olvidar su propia condición de lugar (toda partícula o grupo de ellas es un lugar) y de tiempo (toda partícula es tiempo) que siempre se desplaza levemente regresando a un plano cartesiano. Entonces generará pensamientos levemente distintos a los que originalmente tuvo el autor. Entonces cada mente de cada lector, si se alinea en un solo momento temporoespacial con las demás, el conjunto formará algo parecido a un círculo. El cerebro del observador de ese círculo verá quizá una tendencia hacia un helicoide pero era será sólo una percepción. La impronta temporoespacial que deja una mente al llegar al ser, no tiene una forma definida por el hombre. Porque el ser se parece más, al desplazarse de su centro, a la forma caótica cómo se desplaza la naturaleza en una línea temporoespacial de evolución-involución de las especies. Que no es una línea sino esa misma forma imprecisa que de tender a algo preciso tendería hacia un círculo;
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